Rio de Janeiro no tiene grises, pero allí el blanco y el negro conviven y constituyen su esencia, tanto como en las onduladas veredas de Copacabana.
La riqueza y opulencia de los barrios de Ipanema, Leblón y Barra da Tijuca se mezcla con la humildad de las favelas que allí mismo se encuentran.
La Iglesia Nossa Senhora da Candelária cuya construcción comenzó en 1609, convive con el Teatro Municipal, que data de principios de 1900 y la Catedral de San Sebastián de Río de Janeiro que fue terminada en 1976. Cada edificio con su estilo, cada uno con su belleza.
El glamour de los principales centros comerciales como Botafogo Praia Shopping, Rio Sul o Barra Shopping no desentona con la simplicidad de las graciosas y coloridas ferias artesanales que se distribuyen a lo largo de la Avenida Atlántica en Copacabana.
Las prisas y el tráfico, insufribles como en toda gran ciudad, se mezclan con la calma del mar y la paz del maravilloso paisaje de playa y morros. El Jardín Botánico, el Pan de Azúcar y el Corcovado son parte de la naturaleza que deslumbra en medio de tanta urbanidad.
La histórica confitería Colombo, fundada en 1894, coexiste con modernos restaurantes como “Sindicato do Chopp” y “Manoel & Joaquim” que ofrecen los platos típicos de la cocina brasileña en Copacabana, e incluso con cadenas como Mc Donald’s o Bob’s (una especie de Mc Donald´s brasileño). Así, el abanico gastronómico es amplio y delicioso en todas sus variantes.
Los cariocas son amistosos, alegres y desprejuiciados pero también son sentimentales, saben lo que es la saudade, esa palabra que no tiene traducción exacta al español pero que se parece a la nostalgia y a la melancolía, resumiendo la sensación de extrañar.
Entre los visitantes que llegan a la ciudad, también hay contrastes. Quien visita Rio de Janeiro puede amarla u odiarla, pero raramente hay medias tintas. Yo soy parte de los que la aman, y coincido con Marcos, un taxista carioca que me describió la ciudad de una manera muy acertada: “Rio de Janeiro es como una caipirinha, después de que la probás siempre querrás volver.”











5 respuestas a “Rio de Janeiro, ciudad de contrastes”
[…] en el aeropuerto de Rio de Janeiro, esperando el vuelo que me lleve de vuelta a Buenos […]
Me impactó muchísimo el impacto de los contrastes, es muy fuerte!! No obstante me llevó de allí recuerdos maravillosos , las gentes son geniales!
[…] es una experiencia que se disfruta también. Luego de Uberlândia, tuve que pasar un día en Río de Janeiro, donde aproveché a disfrutar de mis lugares favoritos antes de regresar al […]
[…] y relax. Por ese entonces ya estaba planificando un viaje a Maceió para fines de marzo, y otro a Rio de Janeiro y Búzios en junio. Pero a mediados de marzo llegó el COVID-19 al país y decidí cancelar mis […]
[…] Brasileño, pongamos Maceió por ejemplo, tengo que tomar un vuelo con escala en San Pablo o en Rio de Janeiro. Tanto Guarulhos como Galeão tienen conexión con Maceió. O sea que no necesito cambiar de […]