Es curioso cómo el pensamiento a veces se anticipa a los hechos. Algunos le llaman presentimiento o premonición, otros le dicen ley de atracción, e incluso hay quienes lo señalan como mera casualidad… Lo cierto es que hace algunos días había seleccionado estas fotos de julio de 2004 para contarles lo bonito que fue ver la ciudad de Miramar nevada.


Cuando encontré estas imágenes, recordé aquella mañana gélida en la que Miramar no parecía la ciudad balnearia en la que pasé 34 veranos, sino más bien una localidad del sur patagónico, ventosa, helada y cubierta de nieve. Tenía entonces un encanto diferente. No podía creer lo que veían mis ojos: una playa con nieve. Luego de asegurarme de que no estaba soñando, me sentí totalmente fascinada.
A pocos días de haber reservado estas imágenes para contarles aquella curiosa experiencia, me desperté con la noticia de que, en pleno mes de septiembre, había nevado en la costa atlántica! Me planté frente a la tele y suspiré: “qué ganas de estar allá!”. Me quedé pensando en cómo a veces podemos “estar sin estar”, y en la sorprendente coincidencia de haber encontrado las fotos pocos días antes de que eso sucediera… Parecía casi una premonición, la acción de la mismísima ley de la atracción, o demasiada casualidad. No hay vínculos que concatenen ambos hechos, ni explicaciones para el azar. Me dí cuenta que aun cuando no estoy físicamente allí, una parte de mi ser, de mi memoria y de mi alma, anda recorriendo sus calles, peregrinando en sus vientos y caminando en sus playas. Siempre existirá un vínculo indestructible entre Miramar y yo. Un amor eterno que une mi alma con el mar.

3 respuestas a “Nieve en Miramar”
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