Se habrán borrado ya mis huellas. El mar y el tiempo arrasan con todo a su paso. El espacio se vuelve infinito en la distancia que ahora me abraza con la ternura del recuerdo. Y si algún día te preguntas qué está escrito en mis silencios, encontrarás la respuesta entre el arrullo del mar y la caricia del viento.
Lo no dicho se debate entre lo efímero y lo eterno, entre el ser y el no ser, entre el ahora o nunca. Se ahoga en lágrimas y vuelve al mar. Queda atrapado en una eterna paradoja esperando ser develado por quien jamás lo escuchará.