Todos viajamos a Venecia en algún momento de nuestras vidas, en el pensamiento y la imaginación. Especialmente de pequeños, cuando en los cuentos, e incluso en los dibujos animados, nos acercamos a las primeras representaciones de una ciudad que se asemeja más al mundo de lo fantástico que a la mera realidad. Cuando mi abuela hizo su primer viaje a Europa, yo tenía apenas 11 años. Recuerdo la cantidad de preguntas que le hacía a su regreso, tratando de descifrar la fisonomía de la ciudad y de hacerme una idea de cómo era la vida allí. Lo que yo jamás me imaginé es que algún día lo vería con mis propios ojos. Y puedo asegurarles que no hay poema, relato, ni siquiera documental, que le haga justicia a tanta belleza.

Destinamos dos días para conocerla (o un día y medio para ser exacta, porque llegamos bien pasado el mediodía). Creo que ese tiempo estuvo bien, ya que pudimos recorrerla y conocer los principales puntos de interés. Veamos entonces, qué hay para ver y hacer en Venecia:

Piazza San Marcos

La Piazza San Marcos es el lugar más representativo de la ciudad. Emplazada junto al Gran Canal, coronada por la Basílica de San Marcos, allí también pueden apreciarse el Campanile y la Torre dell’Orologio. Como podrán imaginarse allí abundan los turistas. Hay varios cafés donde sentarse a pasar un rato distendido, entre ellos, el más conocido es Caffè Florian, famoso por ser uno de los más antiguos del mundo puesto que data del año 1720.

La Basílica de San Marcos

Se trata de una obra de arquitectura bizantina, por lo que su apariencia es bien diferente de lo que otras iglesias católicas nos tienen acostumbrados. Es el templo más importante de la ciudad, y fue construido entre los años 828 y 832 para albergar los restos del apóstol San Marcos. En su interior se aprecian materiales de distintos estilos, y esto se debe a que durante su construcción, se les pedía a los mercaderes que iban a hacer negocios a Venecia, que dejaran una contribución para la basílica. Así cada uno iba dejando distintos materiales como ofrenda y agradecimiento por las ganancias obtenidas.

Debo decirles que el interior es impresionante, por su magnitud,  su arquitectura, sus obras de arte. El ingreso es gratuito. Hay 3 visitas opcionales que tienen un costo adicional: el Tesoro (donde se exhiben objetos preciosos provenientes de las culturas romana, bizantina, árabe y veneciana), la Pala d’oro (una espectacular obra de orfebreria bizantina), y el Museo de San Marcos (ubicado en lo alto de la basílica, desde allí se pueden ver los techos de cerca y también la Piazza San Marcos desde arriba. Además allí se encuentra la escultura de Los Caballos de San Marcos).

De toda esta visita, lo que más me impactó fue, cuando al entrar y salir de la Pala d’oro, pasamos muy cerca del altar mayor donde se encuentran los restos del apóstol San Marcos. Un momento de gran emoción recordando la vida de este Santo.

Para tener en cuenta: no se permite el acceso a la basílica con mochilas ni bolsos. A una cuadra, sobre la calle San Basso, se encuentra el servicio de guardarropas gratuito de la basílica. Tampoco está permitido tomar fotografías en el interior del templo.

El Campanile de San Marcos

Se trata del campanario de la Basílica de San Marcos. No está dentro de la iglesia sino en frente de ella. Es el edificio más alto de la ciudad, y desde sus 98.5 metros de altura aseguran que puede tenerse una vista maravillosa de Venecia.

Dentro de nuestro itinerario, nos habíamos reservado un tiempo para visitarlo, pero el clima nos jugó en contra: la lluvia y el viento hicieron que la subida hasta la cima fuera temporalmente cerrada, por lo que nos quedamos con las ganas de subir a ver Venecia desde lo alto. Pero como siempre digo, en cada viaje debe quedar algo pendiente, así tenemos la excusa para volver.

El Palazzo Ducale

Este imponente edificio de estilo gótico se mantiene como símbolo del poderío de la Venecia Antigua. Allí se pueden apreciar no sólo los aposentos de los dogos, sino también las salas de justicia, las reliquias de armería, los patios e innumerables obras de arte. Además, ahí mismo se encuentra uno de los íconos de Venecia: El Puente de los Suspiros. Dentro de la visita, luego de pasar por las salas en las que se realizaban los juicios, se accede al puente y se puede cruzar del otro lado para conocer la antigua prisión. Para ingresar se debe abonar la entrada. Se puede reservar previamente por internet, lo cual es muy recomendable para evitar las filas.

El Ponte del Rialto

Es el puente más famoso de Venecia, por ser el más antiguo de los puentes que cruzan el Gran Canal, y por ser de los más bellos de la ciudad. Se puede llegar caminando desde la Piazza San Marco, y de hecho recomiendo ese trayecto porque allí se toparán con puentecitos, canales, calles angostas, cafés, restaurantes, supermercados, de todo!

Una vez que llegué ahi, subí y me quedé un buen rato contemplando el Gran Canal, tratando de disfrutar de cada detalle: las góndolas, los vaporettos, los colores, los restaurantes. Creo que hay que darse el tiempo de apreciar en profundidad y dejarse invadir por las sensaciones. A pesar de la lluvia, guardé un montón de imágenes en mi memoria, luego saqué varias fotos, y crucé hacia el otro lado.

Quienes lleguen antes del mediodía, al cruzar el puente, se encontrarán con el Mercado del Rialto, lleno de frutas, verduras, pescados y flores. De todas formas, es muy lindo pasar del otro lado y caminar unas cuadritas a cualquier hora del día. Yo lo hice por la tarde y encontré varios puestos de comidas, souvenirs, y demás productos típicos de la región.

Ponte dell’Accademia

El Puente de la Academia, se encuentra bastante alejado del centro de Venecia, pero sin dudas lo considero uno de los lugares imperdibles para visitar en la ciudad. Desde allí se tiene la mejor vista del Gran Canal. Lo recomiendo especialmente para tomar fotos.

Y a pesar de que hay que caminar un rato para llegar desde Piazza San Marco hasta allí, el recorrido se hace sumamente placentero por la belleza que impera en cada rincón. En este caso bien vale el dicho de «disfrutar tanto del camino como de llegar a la meta».

Paseo en Góndola

Donde fueres, haz lo que vieres. Llegué a Venecia pensando que el paseo en góndola sería una trampa para turistas. Pero, nada mejor que la experiencia para derribar preconceptos. La realidad es que el paseo en góndola me permitió ver la ciudad desde otro punto de vista, conociendo barrios residenciales, a los que sólo se accede por ese medio y observar la vida de los venecianos que llegaban y salían de sus casas en lancha. En mi opinión el paseo tiene su encanto y vale la pena.

Caminar mucho, perderse por las calles

Suena trillado, pero en Venecia cobra real sentido. Cada rincón de la ciudad tiene una particularidad, allí todo parece salido de cuentos, y es por eso que vale la pena alejarse un poco del centro y empezar a caminar sin rumbo establecido. Se encontrarán con muchas sorpresas!

Tomar un spritz

El spritz es el cocktail veneciano por excelencia. Su composición se basa en 3 partes de vino espumante, 2 partes de aperol y 1 parte de soda, mucho hielo y una aceituna. Es muy común ver a los venecianos disfrutando de un aperitivo al caer la noche, por lo que resulta tentadora la idea de adoptar su estilo de vida.

Estas son sólo algunas de las cosas que se pueden disfrutar en Venecia. Es una ciudad que no se compara con nada, porque a nada se parece. Única, maravillosa entre las maravillas, centinela del asombro de la humanidad, es un verdadero sueño hecho realidad.